ADICCIONES EN ADOLESCENTES
- Tu coaching espiritual
- 23 sept 2018
- 7 Min. de lectura

Se cree que el mayor número de aficiones e intereses de una persona está en relación directa con una mayor probabilidad de ser feliz.
Las carencias en una dimensión vital pueden compensarse, en cierta manera, con las satisfacciones obtenidas en otra.
Si un adolescente es incompetente o no tolera la frustración en una o varias de estas dimensiones (familia, amigos, estudios, sexo, comida, nuevas tecnologías, deporte,...) puede centrar su atención en una sola.
El riesgo de adicción en estas circunstancias es alto. La adicción es, por tanto, una afición patológica que, al causar dependencia, restringe la libertad del ser humano.
En algunos adolescentes encontramos ciertas características emocionales o de personalidad que aumentan la vulnerabilidad psicológica a las adicciones:
- estado de ánimo disfórico (es decir, que se vive subjetivamente como desagradable);
- oscilaciones frecuentes del humor; intolerancia a los estímulos displacenteros, sean físicos (dolor, fatiga, insomnio,...) o psíquicos (preocupaciones, disgustos, responsabilidades,...);
- baja autoestima; impulsividad; estilo de afrontamiento inadecuado ante las dificultades cotidianas,...
Se trata de adolescentes que carecen de un afecto consistente y que intentan llenar esa carencia con sustancias: ya sea alcohol, tabaco
u otras drogas) o sin sustancias (nuevas tecnologías, gimnasio, comida, sexo, apego,...).

Una persona con una personalidad vulnerable y con una cohesión familiar débil corre un gran riesgo de hacerse adicto si cuenta con un hábito de recompensas inmediatas, tiene el objeto de la adicción a mano, se siente presionado por el grupo y está sometido a circunstancias de estrés (fracaso escolar, frustaciones afectivas, competitividad,...) o de vacío existencial (inactividad, aislamiento
social, falta de objetivos,...)
Las líneas de actuación comunes antes las adicciones son: el manejo de los estímulos (control, exposición), el control del deseo impulsivo de realizar la conducta adictiva, la solución de problemas específicos (ansiedad, depresión, conflictos interpersonales), la prevención de recaídas y, sobre todo, la creación de un nuevo estilo de vida centrado en la autorrealización y el desarrollo integral y equilibrado del potencial energético, afectivo e intelectual del individuo.
Y es que el problema de base de las adicciones está en que nosotros consideramos que la felicidad ha de ser el producto de algo, que nos ha de llegar como consecuencia de cumplirse una serie de requisitos o de condiciones que nosotros ponemos a nuestra vida. "Yo me he hecho una idea de mí mismo y de la vida, y creo que sólo en la medida en que se realicen los deseos o proyectos que yo tengo -de mí, de los demás y de mi situación-, sólo entonces podré ser feliz". Éste es un error de base fundamental. De creencia errónea.

La felicidad no está nunca en el mundo, nunca procede de nada ni de nadie, sino que la felicidad está en la fuente de nuestro ser.
La felicidad es la naturaleza más profunda de nosotros mismos; y es algo que viviremos en la medida en que nos obliguemos a cultivarla, a abrirnos a ella. No es algo que nos ha de venir, sino que es algo que se ha de producir en nosotros cuando dejemos de buscarla en donde no está. Reflexionemos sobre ello.
Las adicciones más comunes son el alcohol, los cigarrilos, la marihuana y no sólo drogas, sino que también se puede ser adicto a los video juegos, a internet o a Facebook. Algunas sustancias son más adictivas que otras, y algunas causan más daño a la salud, afectando las capacidades cognitivas, la vida sexual, o causando un envejecimiento prematuro, por lo que debemos evitarlas.
Algunas personas tienen más riesgo de caer en las adicciones que otras, pero la adolescencia es una etapa en la que ya sea por
problemas familiares, por querer probar algo nuevo, o por buscar una identidad, se está más proclive a caer en ellas, por lo que los
familiares debemos estar muy alerta a los cambios de comportamiento de los adolescentes, pero lo principal es tratarlos con amor y
poder generar la confianza para que no necesiten caer en esos problemas.
La adicción se define como un trastorno crónico y recurrente caracterizado por la búsqueda y el consumo compulsivos de la droga
a pesar de sus consecuencias negativas. Se la considera un trastorno cerebral porque genera cambios funcionales en los circuitos
del cerebro que participan en la recompensa, el estrés y el autocontrol. Esos cambios pueden durar mucho tiempo después de que la persona deja de consumir drogas.
La adicción es muy similar a otras enfermedades, como por ejemplo una enfermedad cardíaca. Ambas perturban el funcionamiento normal y sano de un órgano del cuerpo, tienen graves efectos perjudiciales para la salud y son, en muchos casos, prevenibles y tratables.

Sin tratamiento, pueden durar toda la vida y causar la muerte. Además de si son consumidas por tiempos prolongados dejar secuelas en el cerebro.

¿Por qué la gente consume drogas?
En general, la gente consume drogas por varias razones:
1. Para sentirse bien: Las drogas pueden producir sensaciones intensas de placer. A esta euforia inicial le siguen otros efectos que varían según la droga que se consuma. Por ejemplo, con estimulantes como la cocaína, después de la euforia siguen sensaciones de poder, autoconfianza y más energía. En contraste, a la euforia que causan los opioides como la heroína le siguen sensaciones de relajación y satisfacción.
2. Para sentirse mejor: Algunas personas que sufren de ansiedad social, estrés y depresión comienzan a consumir drogas para intentar sentirse menos ansiosas. El estrés puede ser un factor importante para comenzar y continuar el consumo, y también influye en las recaídas (es decir, la vuelta al consumo de drogas) de los pacientes que se están recuperando de la adicción.
3. Para desempeñarse mejor: Algunas personas sienten presión para mejorar su concentración en la escuela o el trabajo, o mejorar sus habilidades deportivas. Esto puede ser un factor en quien decide probar las drogas o continúa consumiéndolas, particularmente en el caso de estimulantes recetados o cocaína.
4. Por curiosidad y presión social: En este sentido, los adolescentes en particular corren un mayor riesgo porque la presión de los compañeros
puede ser muy fuerte. Los adolescentes son más propensos que los adultos a actuar en forma arriesgada o desafiante para impresionar
a sus amigos y demostrar su independencia de los padres y las normas sociales.

Si las drogas hacen que la gente se sienta bien o mejor, ¿cuál es el problema?
Cuando una persona comienza a drogarse, tal vez perciba lo que parecen ser efectos positivos. También puede creer que puede controlar
el consumo, pero las drogas se pueden apoderar muy rápido de la vida de una persona. Con el tiempo, si el consumo de la droga continúa,
otras actividades placenteras se vuelven menos placenteras y la persona tiene que consumir la droga solo para sentirse "normal".
Controlar la necesidad de consumir la droga se hace difícil, aun cuando el consumo cause muchos problemas para el consumidor y para
sus seres queridos. Algunas personas pueden comenzar a sentir la necesidad de consumir mayores cantidades de la droga o consumirla
con más frecuencia, incluso en las etapas iniciales del consumo. Estas son las señales que indican que hay adicción.
Aun el consumo relativamente moderado de drogas es peligroso. Por ejemplo, un bebedor social puede embriagarse, conducir un vehículo y convertir muy rápidamente una actividad placentera en una tragedia que afecta muchas vidas. El consumo ocasional de drogas, como tomar un opioide para lograr un estado de euforia o "high", puede tener efectos igualmente desastrosos, incluidos la sobredosis y la conducción de vehículos con capacidades peligrosamente disminuidas.

¿La gente decide libremente seguir consumiendo drogas?
La decisión inicial de consumir drogas por lo general es voluntaria. Pero con el consumo continuo, la capacidad de una persona para autocontrolarse se puede deteriorar gravemente; esta disminución del autocontrol es el sello distintivo de la adicción.
Estudios de imágenes cerebrales de personas adictas muestran cambios físicos en las zonas del cerebro que son esenciales para el buen juicio, la toma de decisiones, el aprendizaje, la memoria y el control del comportamiento.
Estos cambios ayudan a explicar el carácter compulsivo de la adicción.
¿Por qué algunas personas se vuelven drogadictas y otras no?
No hay un factor único que determine si una persona se volverá drogadicta.
Como sucede con otros trastornos y enfermedades, la probabilidad de volverse adicto varía según la persona y no hay un factor único que determine si alguien se convertirá en drogadicto. En general, cuantos más factores de riesgo tiene una persona, más posibilidades tiene de que el consumo de drogas la lleve al abuso y la adicción. Los factores de protección, por su parte, reducen el riesgo de adicción.
Los factores de riesgo y de protección pueden ser ambientales o biológicos.
Fumar una droga o inyectarla en las venas aumenta el potencial de adicción. Tanto las drogas que se fuman como las que se inyectan
llegan al cerebro en segundos y producen una poderosa oleada de placer. Sin embargo, esa sensación intensa de placer se puede
desvanecer en pocos minutos. Los científicos consideran que este marcado contraste lleva a ciertas personas a repetir el consumo para
intentar recapturar el momentáneo estado de placer y "no perderlo".
Con todo esto no debemos olvidar es sufrimiento de los padres y entorno familiar

Algunas señales a tener en cuenta: de que los menores pueden estar en contacto con las drogas son:
Tendencia a la soledad.
Cambios constantes de conducta.
Dificultad para asumir responsabilidades.
Disminución del rendimiento escolar.
Cambio repentino de amistades.
Falta de interés en actividades que antes le gustaban.
Duerme mucho o casi no duerme.
Siempre necesita dinero o tiene mucho dinero.
Disminuye su apetito.
Dice mentiras.
Hay pequeños hurtos en casa.

Medidas de Prevención contra las Adicciones:
Para prevenir el fenómeno adictivo se recomienda:
1) Integrar a la Familia en un ambiente de comunicación, respeto y confianza.
2) Establecer lazos de afecto y convivencia positiva con familiares, grupos de amigos,vecinos, maestros etc..
3) Reconocer a nuestros hijos los logros, habilidades y capacidades personales.
4) Crear el hábito del estudio, lectura y participación en actividades fuera de la escuela.
Recuerde que la autoestima de los menores se fortalece:
A) Demostrando interés por sus gustos.
B) Aceptándolos, sin compararlos con nadie.
C) Ayudándolos a obtener confianza en sí mismos, autovalorarse y quererse.
D) Aprovechando el tiempo libre para la convivencia con ellos.
E) Expresándoles cariño y respeto
Es un tema delicado, profundo no solo para el adicto adolescente en si sino para sus padres o grupo familiar.
Donde se presenta con casos de violencia a veces, de desprecio, (todo por parte del adicto) de desaparición para buscar un lugar y aislarse para que lo "dejen tranquilo", etc.
Consulte con urgencia a un especialista si detecta a un adolescente con los síntomas que hemos señalado. Hay que tomar el tema con preocupación y ocupación inmediata tratando de llevarlos (es probable que se resistan) a un consultor espcialista.
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